
11 Oct La temperatura de color y nuestro estado de ánimo
Por lumenareas.com
¿Cuantas veces hemos estado en sitios que te recuerdan a otros y que realmente no tienen ningún tipo de relación entre sí?
Muchos bares y restaurantes que han cambiado las bombillas de incandescentes a fluorescentes y que ahora lucen como un hospital. ¿Qué ha pasado? Esto se debe, en parte, a la utilización de fuentes de luz con una temperatura de color inadecuada.
La temperatura de color es una medida que se especifica en las lámparas o bombillas y que se refiere a la apariencia o tonalidad de la luz que se emite desde la fuente luminosa.
Ver también: Consejos para Diseñar tu Iluminación
La temperatura de color viene expresada en grados Kelvin y su adecuada utilización influye en la iluminación del día a día.
En el diseño de interiores la temperatura de color influye en la manera en que se aprecian los espacios y el efecto a lograr. Como norma general, los colores cálidos (con grados kelvin más bajos, por ejemplo 2700k) sugieren espacios más íntimos y confortables, adecuados para un restaurante o bar, el lobby de un hotel, una habitación.
A medida que la luz se hace más fría, (con grados kelvin más altos) estas lámparas se utilizarán en sitios que se suponen de más actividad. Un tono de luz neutra (4000k) es apropiado para espacios de oficinas y despachos, y los tonos incluso más fríos se asocian a sitios de gran actividad como en estaciones de metro y zonas donde se quiere mostrar pulcritud como hospitales o centros sanitarios.
Pero estas simples reglas, aunque parecen muy lógicas y fácilmente aplicables, a menudo no son tomadas en cuenta por las personas a la hora de un cambio de bombillas. Hace unos años, cuando se crearon las primeras lámparas de bajo consumo, todas tenían por defecto un color muy frío de 6500k, debido a que las fuentes de luz fría por sus características tienen mayor rendimiento luminoso, y esto influenció a que los primeros cambios afectaran a muchos locales otorgándole un ambiente no acorde a su uso.
Pero la temperatura de color no solo desempeña una función estética, desde el punto de vista fisiológico nuestro organismo suele asociar los cambios en la tonalidad de la luz con el ciclo del día. Los colores más cálidos los relaciona a horas de descanso, como los que se aprecian en el cielo durante el amanecer y el atardecer, y los colores más fríos son asociados a horas de mucha actividad como en la mitad del día. Es por ello que algunos fabricantes han desarrollado sistemas especiales que permiten adaptar la luz de un ambiente y simular condiciones externas de luz en espacios cerrados para que no se vea afectado el ciclo circadiano (nombre que reciben este tipo de cambios sufridos por el organismo durante el ciclo diario, y en el cual el aporte de luz natural es uno de los factores determinantes.)
La temperatura de color es otro de los factores fundamentales que se debe de tomar en cuenta a la hora de realizar cualquier cambio de lámparas en cualquier espacio. Afectará directamente a nuestra calidad de vida y a nuestro estado de ánimo.
Una habitación con iluminación muy fría puede repercutir en un usuario cansado o con imposibilidad de descansar adecuadamente. Por el contrario, si la luz es muy cálida el usuario puede estar en una somnolencia constante.
¿Cómo reconocer que color de iluminación estamos comprando? Algunos fabricantes nos lo han puesto fácil, indican en las cajas de las bombillas tres denominaciones: “Warm light, Cool Light y Day light”, cuyo significado es luz cálida, luz fría y una especie de luz neutra que se puede adaptar a cualquier espacio.
Algunos lo indican de manera más complicada y disponen de tres números que definen las propiedades de las luminarias. Así, cuando un tubo fluorescente tiene inscrito el número “840”, el primer número “8” indica su reproducción cromática (distinción de colores) y el “40” indica las dos primeras cifras de su temperatura de color, en este caso 4000k que es un tono neutro.
Sorry, the comment form is closed at this time.